En el, a unas 1200 millas al este de Rio de Janeiro, el TRONCO detecto (11:02) electrónicamente varios ecos que denunciaban la presencia de un convoy maritimo. Advirtio que el mismo era iluminado por radares de dichos buques. Volaba a 39000 pies de altura (13000 mts.) y mas abajo, una capa de cumulos y nimbus cubrian parcialmente su espectro visual.
Al acercarse pudo comprobar, ahora visualmente, la constitucion de la flotilla. Un buque grande (que seguramente era el “Atlantic Conveyor”) y seis mas chicos que lo rodeaban. Pero nunca imagino que entre ellos se encontraban dos destructores misilisticos equipados con los temibles Sea Dart y otros cohetes no guiados (HMS “Bristol", tipo 82 y HMS “Cardiff”, tipo 42).
El comandante del TRONCO, Vcom. O. Ritondale, comunico su avistaje a Comodoro Rivadavia y continuo su vuelo hacia el norte durante treinta minutos, para alcanzar su punto maximo de exploracion ordenado y luego invirtio su rumbo, ahora en descenso, para volver al punto de avistaje y reconocer mejor la cantidad y clase de los buques.
Perforo la capa de nubes, volaba entonces (12:10) a no mas de 300/500 mts. sobre las olas del atlantico meridional, pero parecia que el convoy se habia esfumado. Para ubicarlo, tomo nuevamente altura hasta alcanzar los 3500 mts; informo: se ve una estela que asciende! Ritondale, que ocupaba el puesto de la derecha, miro y constato que era un misil Sea Dart.
-¡Es un misil!- dijo; tomo los comandos, redujo los cuatro motores (a Ildle) saco frenos de aire e inicio una violenta picada con viraje a la derecha. Pero cuando estaban iniciando esta maniobra le pasaron (a no mas de 20 mts de su nariz) dos cilindros negros, en vuelo vertical, de tipo desconocido. Se estima que eran cohetes no guiados. Mientras tanto el Sea Dart paso detras del avion y mas arriba, comenzo una curva y posteriormente exploto, sin causar daños.
Ritondale dice que, mientras descendian, con todas las alarmas de exceso de velocidad sonando en la cabina, vieron pasar tres misiles mas, incluso un Sea Dart, Sin su booster, un “gordito” que navegaba oscilando, en vuelo horizontal, frente mismo a la cabina de pilotaje.
Pusieron rumbo 45º y, rozando las olas se alejaron hasta que comprobaron que habian salido de la cobertura radar enemiga. Comenzaron a ascender y colocaron rumbo 210º hasta que llegaron a los 14000 mts. de altura.
Cuando les llego el alma al cuerpo, comenzaron a inspeccionar el avion, su estructura, sistemas y motores y nada estaba alterado, el noble B-707 navegaba, sereno y arrullador, como en sus vuelos de linea. Aterrizaron en palomar a las 17:30.
Nuevamente los pilotos de la Fuerza Aerea Argentina y los cinco tripulantes mas de este heroico escuadron, demotraban cual era el espiritu de su institución.
Relato extraido del libro "La Batalla Aerea de Nuestras Islas Malvinas" del Com. (R) Pio Matassi.
Pintura del Capitan (Res.) Ezequiel Martinez
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